Diario La Nación | 19/4/2016 | Emiliano Galli
Una nueva reunión del Gabinete Fluvio Marítimo -en esta ocasión a instancias del Centro de Patrones- dejó mensajes subliminales y explícitos.
Esta organización está presidida por el diputado Gustavo Martínez Campos (uno de los legisladores que abandonó el bloque del Frente para la Victoria para integrar el bloque Justicialista), y la integran múltiples asesores de diputados que conforman la Comisión de Intereses Marítimos, sindicalistas y empresarios de la marina mercante y la industria naval.
Si bien se continuó con la tónica de pulir la letra fina de los dos proyectos de ley que se tratarán, seguramente, en la primera sesión de la comisión para lograr su despacho al recinto, se destacó la presencia de dirigentes con voluntad de encolumnarse detrás de estos proyectos, entre ellos, el presidente y vicepresidente del Centro de Capitanes de Ultramar y Oficiales de la Marina Mercante, Marcos Castro y Jorge Tiravassi, respectivamente. Ambos apoyaron fuertemente, durante la última gestión de gobierno, un proyecto de ley opuesto. Pero más que un cambio de opinión, este nuevo ensayo de síntesis ideológica parece responder a los reacomodamientos del bloque del FPV. Por eso, también se entiende la anuencia con el proyecto de Martínez Campos de quien otrora fuera un ferviente opositor: Juan Speroni, actual titular del Sindicato Argentino de Obreros Navales (SAON), gremio que estaría evaluando su activa reinserción en la Fempinra, federación gremial que también sufrió la grieta.
La reunión del Gabinete Fluvio Marítimo también tuvo la presencia de armadores. Un dato no menor: el sector empresario todavía se divide en proyectos y no necesariamente están de acuerdo. Mientras la Federación de Empresas Navieras Argentinas (FENA) distribuyó su propio anteproyecto -que propone, entre otros puntos, un registro alternativo para los buques de bandera argentina, y que recibió fuertes críticas por parte del Centro de Patrones- otro conjunto empresario toma fuerza y llega a despachos oficiales: la Mesa de la Unión Naviera. Este último contingente de pequeños armadores y representantes de la industria naval se orienta más hacia la modificación o derogación del decreto 1010, no obstante, manifestaron su apoyo a los proyectos de Martínez Campos.
Mientras legisladores, asesores, sindicalistas y empresarios se mueven en torno al urgente y necesario nuevo marco de promoción de ambas actividades, hay pocas señales llegando desde el Ejecutivo. La esperanza es que, resueltas las paritarias, se arme una mesa entre los empresarios, los gremios y el gobierno que, a esa altura, debería tener en claro qué modelo de marina mercante e industria naval quiere.